El Largo Inicio de las Ciencias Sociales (II)
De la estadística del siglo XVI a la investigación social del siglo XVIII.
Puede ser también de interés lo siguiente:
Esta historia inicial de las ciencias sociales se publica en dos partes. Esta es la segunda:
Los inicios de la estadística descriptiva y cuantitativa en el siglo XVI
Ya en el siglo XVI se perfilan claramente dos de las corrientes de pensamiento que dominarán la escena europea hasta principios del siglo XIX, vinculadas respectivamente a la tradición aristotélica de la estadística descriptiva y a la práctica latina del censo. Esta dualidad se vio acompañada de una importante innovación, debida evidentemente a la imprenta: la publicación de datos y comparaciones y su discusión pública. Una tercera gran corriente estuvo estrechamente vinculada a los Grandes Descubrimientos: los relatos de viajes y estancias más o menos prolongadas entre pueblos lejanos y civilizaciones a la vez extrañas y extranjeras, que retomaban la tradición de Heródoto y sentaban las bases de la futura geografía humana, al tiempo que constituían una auténtica protoetnología.
Estadísticas cualitativas
El siglo XVI conoció un verdadero florecimiento de obras que describían los recursos naturales y las principales características de los distintos países, y en ocasiones los comparaban.
En los Países Bajos, Guillaume y Jean Blaeu, junto con Jean de Laet, prepararon la serie de treinta y seis volúmenes publicados por Abraham y Bonnaventure Elzevier de 1624 a 1640 bajo el nombre común de "Pequeñas Repúblicas".
Los inicios de la estadística cuantitativa
La mayoría de los autores citados se contentaban con describir, sin utilizar cifras. Al mismo tiempo, los protagonistas y teóricos de la enumeración que, junto con Guichardin, invocaron el ejemplo romano, fueron Froumenteau, Bodin, Montand y Montchrestien.
De hecho, el autor que ejerció una mayor influencia en este campo en su época y en los siglos posteriores es quizá Jean Bodin, conocido no sólo por su Démonomanie des Sorciers (1580) y su Réponse au paradoxe de M. de Malestroit (1568), en las que sienta algunas de las bases de la discusión moderna sobre la circulación monetaria, sino también por su gran tratado de ciencia política La República, publicado en 1576.
La investigación social concreta y cuantificada en los siglos XVII y XVIII
Hasta la segunda mitad del siglo XVII no se pusieron en práctica los conceptos que habían surgido en Francia en el siglo XVI. Por otro lado, acabada la Guerra de los Treinta Años, la situación alemana tras los Tratados de Westfalia se caracterizó por la fragmentación política.
Las grandes corrientes de la investigación social
Al final, veremos cómo se desarrollaron y compenetraron estas tres grandes corrientes de la investigación social: la estadística descriptiva de inspiración aristotélica, establecida sobre todo en Alemania; la voluntad francesa de investigación cuantitativa exhaustiva; y la aritmética política inglesa, que fue ampliamente adoptada en el continente.
La escuela alemana de estadística descriptiva
La primera obra que recuperó esta forma de estadística en Alemania (el término en sí no apareció hasta 1672 en el Microscopium Statisticum de Helenus Politanius, que podría haber tomado prestado el término de Maquiavelo) fue Vom teutchen Fürsenstaat de Ludwig Veit von Seckendorff, que describe los principados alemanes. Pero el verdadero fundador de la estadística en el sentido de "investigación política"fue sin duda Hermann Conring. Nacido en 1606, hijo de un pastor de Frisia, comenzó sus estudios en Helmstaedt, en el ducado de Brunswick (más o menos dependiente de Hannover en aquella época), y luego se trasladó a Leiden, en Holanda, de 1625 a 1631, donde Grocio se había marchado cuatro años antes.
La aritmética política británica
Generalmente se considera que el nacimiento de la aritmética política tuvo lugar en 1662, con la publicación en Londres de Natural and Political Observations... upon the Bills of Mortality, de John Graunt (1620-1674), un "ciudadano de Londres", hijo de un pañero, aprendiz de comerciante, luego él mismo comerciante durante toda su vida, y autodidacta. Sin embargo, el término "aritmética política" no fue acuñado por Graunt, sino por su amigo William Petty (1623-1687), y sólo se dio a conocer al público en 1697 con sus Cinco ensayos de aritmética política. Puede decirse que sentó las lejanas bases de la demografía.
Por último, es imposible hablar de la aritmética política inglesa del siglo XVII sin mencionar el que quizá sea su mayor logro: la tabla de mortalidad del astrónomo Halley (1656-1742), publicada en 1693.
Quizá más accesibles y llamativas fueron las demostraciones apologéticas que pretendían probar la existencia de Dios a través de la constancia y estabilidad de los datos demográficos.
La aritmética política: Sus extensiones continentales
Después de 1720, el centro innovador de la aritmética política se desplazó de Inglaterra al Continente y primero a los Países Bajos, donde se publicaron interesantes contribuciones sobre los precios de compra de las rentas vitalicias o tontines, claramente inspiradas en la tabla de mortalidad de Graunt, ya habían aparecido en 1669.
Más cerca de las ambiciones generalizadoras de la aritmética política propiamente dicha, dos autores neerlandeses merecen una mención especial: el astrónomo y cosmógrafo Nicolas Struyck (1687-1769) y el financiero Willem Kersseboom (1690-1771), uno teórico, el otro práctico, y además adversarios (J. Hecht). Kersseboom se propuso resolver el problema clásico que ya había planteado Graunt: pasar del movimiento de la población al estado de la población. Sostuvo que esto podía lograrse mediante una simple extrapolación. Con la anexión de Holanda al Imperio en 1810, triunfó la concepción francesa de la estadística.
La diversidad de los intentos franceses de 1660 a 1806 y el éxito de la estadística sueca (1745)
A diferencia de Inglaterra y Alemania, Francia y Suecia, países alejados entre sí pero aliados políticos desde Richelieu y unidos por lazos científicos desde Descartes, compartían el ideal de un censo nominal exhaustivo. Sin embargo, las formas de conseguirlo difieren: la brusquedad y el éxito de la empresa sueca a partir de 1745 contrastan con el progreso mucho más lento e incierto de los intentos franceses, que se encuentran a medio camino entre los movimientos inglés y alemán.
En Francia, de 1660 a 1762, las encuestas generales o "descriptivas" o "territoriales" se derivan de las "encuestas superpuestas" confiadas a los maîtres des requêtes: se deciden cuando se levantan tropas o impuestos, cuando hay escasez de alimentos o incluso disturbios religiosos. Antes de Colbert, podemos citar la del superintendente d'Effiat (1630), y la de Richelieu en 1634, que preguntaban por el número de habitantes, "sus cualidades, las fábricas, la conveniencia de los suministros alimentarios y la fertilidad de la zona". Es decir, una descripción cualitativa y exhaustiva, próxima al espíritu alemán, pero siempre con una preocupación de enumeración (probablemente realizada para toda Francia en 1636 y para la población de París en 1637).
Colbert, sin abrir nuevos caminos, reanudó el movimiento en 1663. Tras una encuesta piloto encargada a su hermano para 1663 en Alsacia, Lorena y los Tres Obispados, ordenó a los intendentes realizar en 1664 una encuesta lo más detallada posible sobre el funcionamiento de la administración en sus generalidades: cartografía, asuntos eclesiásticos ("crédito e influencia" de los obispos), estado de la nobleza y asuntos militares, justicia, finanzas y actividad económica.
Después de Colbert, la fiebre estadística se apoderó de la administración, que aumentó el número de encuestas. Sin embargo, la idea de un censo verdaderamente nominal y exhaustivo empezó a surgir, primero durante la hambruna de 1693 y luego en 1694, cuando se planteó la cuestión de establecer el impuesto de capitación.
Fue precisamente tres años después del fracaso de Orry cuando el Rijksdag sueco promulgó la ley de 3 de febrero de 1748 por la que se creaban las estadísticas oficiales, o Tabellverket (Administración de Tablas), coronando así veinte años de discusiones.
La división de Francia en departamentos, que entró en vigor en julio de 1790, pretendía dotar a Francia de una unidad de tamaño excelente para el recuento. Sin embargo, esta ventaja no se hizo patente hasta el Consulado. Al principio, el esfuerzo nacional fue confuso: en 1790 se solicitaron simultáneamente cuatro censos distintos. A pesar de ello, hubo tres éxitos: los censos de 1790, del año II (1794) y del año IV (1796), que se desconoce por completo.
Todo esto no es más que un breve resumen del contenido completo:
Orígenes de las Ciencias Sociales
Publicado: 10 de abril de 2024
A veces, se estudia la historia de las ciencias sociales como si éstas, en su forma actual, fueran a la vez el fruto y el signo de los últimos avances de la sociedad moderna. Las ciencias sociales han estado asociadas, desde los tiempos más remotos, a las funciones de lucha, intercambio y reproducción que son esenciales para cualquier sociedad. La historia de las ciencias naturales tiene, desde hace bastante tiempo, aunque no sin dificultades, lo que le corresponde. No puede decirse lo mismo de la historia -por no hablar de la prehistoria- de las ciencias sociales, que está muy descuidada tanto por los historiadores como por los profesionales. Esta carencia afecta sobre todo a la investigación social realmente realizada o prevista en el pasado. Se trata, pues, de otros orígenes y otra historia de las ciencias sociales la que nos gustaría esbozar aquí: no la de las doctrinas y teorías, que, en la tradición de la historia de la filosofía, ocupa un lugar bastante destacado en las historias de la cultura; sino la, más modesta, más ardua, más exigente, de las empresas de investigación social desde el punto de vista de sus presupuestos, su objeto, sus métodos y técnicas, y sus resultados.